La película es una de las grandes de la temporada. Es un drama intimista que prácticamente tiene una trama única, siendo esto uno de sus mayores valores, ya que consigue, en sus más de dos horas de metraje (135 minutos), atrapar al espectador, traspasando la pantalla y, como una lluvia fina pero fría, calar hasta los huesos, con una intensidad difícil de mantener.
Esto lo consigue su Director, que además es el guionista, y la magistral interpretación de Casey Affleck (Falmouth, Massachusetts, 1975). Su labor es impresionante porque convence, y es creíble porque lo hace sin exageraciones, es el claro ejemplo de una labor actoral genial por minimalista, reduciendo su trabajo a lo esencial, dando un resultado extraordinario que la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas ha sabido valorar y le ha valido el Oscar a mejor actor protagonista.

Ha sido tan emocionante llegar a percibir esto que, a continuación, relaciono algunos de estos detalles. Y digo algunos porque lógicamente se me escaparan muchos y otros son tan sutiles que explicarlos sería demasiado arduo.
En los trece minutos iniciales el Director nos presenta a Lee, el protagonista y ves claramente que cuando la culpa te corroe por dentro da igual a lo que te dediques, aunque realizando las tareas más denigrantes puedes atenuar lo que verdaderamente te daña y te duele, y te hace ver la realidad más negativa, te impide llorar y expresar emociones, aunque la agresividad está a flor de piel, en definitiva, el "coctel" perfecto para la persona que está hundida en la miseria psicológica más absoluta.
La música te acompaña durante toda la película. Lesley Barber ha realizado y elegido unos temas perfectos para la banda sonora, dejando, de forma altruista, todo el protagonismo a las piezas clásicas de Albinoni y Haendel, que además ocupan los momentos de mayor fuerza. Ellos están precedidos de una música coral que augura la tragedia, como un redoble de tambor, que a continuación se tornará en verdadera oscuridad, con unos preciosos giros en la tonalidad, dando el resultado deseado por el Director.
El recurso del flash-back es utilizado por el Director con total maestría. Todo los recuerdos del protagonista van apareciendo en el momento justo, como un martillo que golpea en su corazón sin piedad, mientras atraviesa en su coche el pueblo de Manchester o en el despacho del abogado.
La relación del protagonista con su sobrino ocupa los últimos tres cuartos de la película y es el hilo conductor del argumento hasta el final. Es una relación fuerte y libre, con total entendimiento mutuo, aunque llena de desencuentros provocados por las circunstancias.
Hay algo que sobrevuela durante toda la película, en algunas ocasiones planea sin llegar a tocar el suelo y en otras vuela alto como un buitre: la relación con las mujeres.
El barco, pieza importante en la película, se llama Claudia Marie, el nombre de la madre del protagonista. La esposa de Joe, el hermano mayor, Elise. La esposa de Lee, Randy. y las novias de Patrick, el hijo de Joe y sobrino de Lee, Silvie y Sandy.
Todas esas relaciones tienen una característica en común, por una cosa u otra, e incluso si ofrecer información alguna, se percibe cómo las mujeres no terminan de encajar.
Kenneth Lonergan se llevó el Oscar al mejor guión original, merecidísimo. El poder narrativo de algunas escenas pone la piel de gallina. Coger un pañuelo del suelo mientras su sobrino le observa o situarse en la parte sombría de una habitación, donde solo se ve su silueta, hacen un engranaje perfecto con el guión dando un resultado grandioso desde la esencia.
Como colofón a este guión, una conversación que empieza en el minuto 115, en la que nunca un "... y te quiero." fue tan triste y tan profundo, tan grande y tan sentido, llegándote al corazón como un torpedo. Y sobre todo Michelle Williams, impresionante.
A la trama no se le ve un final, está borroso, como la imagen de Lee en la ventana. Pero de forma sutil, sin notarse, y tomando como referencia la relación materno-filial, conjuntamente con un motor nuevo que pone en funcionamiento la vida otra vez, llega ese final esperado, que va fluyendo hasta su desenlace.
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