Siempre me han fascinado las películas de Woody Allen. Intuitivamente percibía que esas películas, escena a escena, entrañaban una sapiencia oculta al alcance de pocos.
La primera película que vi fue “Otra mujer” (“Another woman”, Woody Allen, 1988). Fui a verla con un amigo al que le fascinaba el Director neoyorquino. Aún la lentitud del ritmo de las películas más bergmanianas de Allen me causaban cierta distracción, que, en aquel momento, me permitió observar la concentración de los espectadores.
La película me dejó ese regustillo que aparece cuando algo genial ha pasado delante de ti pero no has sido capaz de apreciarlo en su totalidad, por no ser el momento, por ejemplo.
Evidentemente he seguido viendo películas de Woody Allen, he seguido leyendo sobre él y he llegado a intentar conocer todo lo que le rodea, con naturalidad y sin sobresalto, apreciando que lo que de él acontece, ocurre y se conoce, es fruto de un genio y a los genios no me gusta someterlos a críticas, ni a ponerlos en valor, solo quiero disfrutarlos.
Un día, tras un reencuentro agradable, llega a mis manos un poema, por algunos considerado el poema perfecto: “La pantera” de Rainer Maria Rilke (Praga, 1875-1926). Lo leí, lo releí y sin saber por qué sentí ese mismo regustillo y supe que estaba ante una genialidad más.
«La pantera»
(En Le Jardín des Plaintes. Paris)
Su mirada, cansada de ver pasar
las rejas, ya no retiene nada más.
Cree que el mundo está hecho
de miles de rejas y, más allá, la nada.
Con su caminar blando, pasos flexibles y fuertes,
gira en redondo en un círculo estrecho;
al igual que una danza de fuerzas en torno a un centro
en el que, alerta, reside una voluntad imponente.
Algunas veces, se alza el telón de sus párpados,
mudo. Una imagen viaja hacia dentro,
recorre la calma en tensión de sus miembros
y, cuando cae en su corazón, se funde y desvanece."
Rainer María Rilke.
Como internet es infinito, navegando por la red, donde un vídeo de YouTube te lleva a un artículo, donde hay un enlace que te enseña un término nuevo o una nueva relación entre cosas muy dispares, por arte de magia el poema se vincula a la película, y lo que no percibí en su momento hace que me sorprenda y me lleva de nuevo a otro visionado, y le voilà!!!, "La pantera" de Rilke es el punto de inflexión por el cual el Director invoca la imagen del instinto acorralado, herido en su jaula, en su asfixiante y reducido espacio donde agoniza el deseo, por tanto no es de extrañar que fuera el poema preferido de la madre de la protagonista, personaje que solo aparece en una imagen no muy nítida a lo lejos, una madre probablemente refugiada en su mundo presa de una relación insatisfactoria.
Por tanto, Marion es la Pantera que empieza a sentir la vida de la que se ha rodeado, una vida donde todo está en su lugar y todo en su sitio, donde nada se agita ni se mueve y la mirada ya no es suficiente.
Así, inmersa en esta senda de lecturas me llega un término sobre el cuál Freud teorizó, Thanatos (el instinto de la muerte, la agresión), que visto en contraposición con Eros (el instinto de la vida, el amor y la sexualidad en su más amplio sentido), nos da a conocer el ineludible significado de la condición humana. Lo que me lleva a la protagonista, reprimida por los barrotes de la jaula que sin duda son los esquemas heredados, las expectativas cumplidas a costa de la propia identidad adormecida, hacen de Marion una pantera enjaulada, donde la fuerza, el instinto, el deseo, reprimidos bajo las rejas de una máscara inmóvil hecha de lo correcto, lo juicioso, lo racional, lo analítico y el control que oculta finalmente la vida que agoniza y muere bajo esa máscara de inmovilidad.
La esperanza para el desenlace llega muy al principio de la película. La mujer embarazada, Hope (Esperanza), a la cual conoce a través de su voz por las rejillas (barrotes) del aire acondicionado y que acompañará a Marion, de forma indolente, durante toda la cinta, es símbolo del renacimiento y de la posibilidad de cambio.
Así que, leído lo leído y visto lo visto, sin lugar a dudas, hoy por hoy la película me abre una nueva dimensión, uniendo cine, literatura, psicología y filosofía, emergiendo una relación oculta que merece la pena descubrir. Así me gusta el cine y así lo vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario