jueves, 6 de abril de 2017

Soy piedra.


En la Feria de Lebrija, hace ya muchos años, estábamos en casa de la madre de Juan Peña "El Lebrijano", un cantaor de flamenco, y su madre, una gitana de Utrera, María “La Perrata” se puso a cantar, y cantó esta letra de 1920, que en su día cantaba La Niña de los Peines, una de las voces geniales del flamenco, junto con Antonio Mairena y el Camarón de la Isla:

"Fui piedra y perdí mi centro
y me arrojaron al mar
y a fuerza de mucho tiempo
mi centro vine a encontrar"

Hoy he recordado esta letra, este soneto maravilloso, con el que podemos reconstruir una vida entera en cuatro frases.

Vivir es sentir, apasionarnos por lo que descubrimos, sin abandonar esa esencia, ese eje que nos guía, que no se aprende, que no se enseña, que vamos asimilando, que es el alimento que da vida a la emoción, al sentimiento, que, como dice Joan Manuel, aunque aparezca el olvido solo se lleva la mitad.

Solo por ese centro inexplicable, por ese eje invisible, es un placer estar aquí rodando.

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