sábado, 18 de abril de 2020

Comunicar con música: Sinfonía de los Adioses de Joseph Hayden (1772)

Hoy hablaremos de la Sinfonía nº 45, de su compositor Joseph Hayden, de Nikolaus I, Principe Esterházy y de La casa de los Esterházy y cómo todo ello tiene que ver con la comunicación y la música.

Hayden (Franz Joseph Hayden, 1732-1809) desde muy temprana edad manifestó talento para la música, a los seis años se traslada con un pariente y comienza su educación musical. Sus inicios fueron el canto coral, aunque pronto empezó a tocar el clavecín y el violín. Hayden fue el padre de las sinfonías, mentor de Mozart y maestro de Bethoveen.


Fue uno de los últimos músicos artesanos, aunque fuera a finales del siglo XV cuando se hace por primera vez la distinción entre artesano y artista, en la música esa distinción es más tardía. Todavía Hayden, incluso Mozart, tenían mecenas o empleadores o más bien patronos, ya que trabajaban para ellos, aunque en el caso de Hayden hubo un único empleador, Nikolaus I, Principe Esterházy.

Nikolaus I, Principe Esterházy (1714-1790) fue un príncipe húngaro, miembro de la famosa familia que lleva su nombre. Destacaba por la construcciones de palacios, por llevar ropa de gusto extravagante para la época, por su amor por la opera y las grandes producciones musicales, era conocido por "el Magnífico" y sobre todo por ser el empleador de nuestro músico de hoy.

Hayden llega a trabajar para la familia Esterházy al tener una relación sentimental con una cantante contratada por la famosa familia húngara. Los Esterházy apoyan a Hayden dándole todo lo que necesitaba incluso una pequeña orquesta. Residían en Viena en invierno y se trasladaban a sus palacios en verano, sobre todo a Eszterháza donde Hayden residía la mayor parte del año.

Durante una de las estancias más largas en Eszterháza, Hayden compuso la Sinfonía nº 45, en fa sostenido menor, conocida por la Sinfonía de los Adioses. Los músicos fueron obligados a dejar a sus mujeres en sus casas y quejosos de esa situación fueron a buscar apoyo en Hayden, por lo que el compositor en el último movimiento de la sinfonía instó sutilmente a Esterházy a que les dejara volver a casa, de la siguiente manera: durante el adagio final cada músico, uno a uno, deja de tocar, apaga la vela de su atril y se va en orden, dejando al final al propio Hayden con el concertino. El Principe Esterházy entendío perfectamente el mensaje y los músicos regresaron al día siguiente a sus casas.


Muchas orquestas han interpretado desde entonces esta sinfonía, siempre se ha finalizado de esta manera en la que Hayden intentó y transmitió este mensaje a su patrón. A partir de hoy cuando la volvamos a ver en directo o en diferido sabremos cual es la motivación de su desarrollo final. La música tiene más poder del que nos imaginamos





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