jueves, 10 de diciembre de 2020

“Otra mujer” (“Another woman”, Woody Allen, 1988)

Siempre me han fascinado las películas de Woody Allen. Intuitivamente percibía que esas películas, escena a escena, entrañaban una sapiencia oculta al alcance de pocos.

La primera película que vi  fue  “Otra mujer” (“Another woman”, Woody Allen, 1988). Fui a verla con un amigo al que le fascinaba el Director neoyorquino. Aún la lentitud del ritmo de las películas más bergmanianas de Allen me causaban cierta distracción, que, en aquel momento, me permitió observar la concentración de los espectadores.

La película me dejó ese regustillo que aparece cuando algo genial ha pasado delante de ti pero no has sido capaz de apreciarlo en su totalidad, por no ser el momento, por ejemplo.

Evidentemente he seguido viendo películas de Woody Allen, he seguido leyendo sobre él y he llegado a intentar conocer todo lo que le rodea, con naturalidad y sin sobresalto, apreciando que lo que de él acontece, ocurre y se conoce, es fruto de un genio y a los genios no me gusta someterlos a críticas, ni a ponerlos en valor, solo quiero disfrutarlos.

Un día, tras un reencuentro agradable, llega a mis manos un poema, por algunos considerado el poema perfecto: “La pantera” de Rainer Maria Rilke (Praga, 1875-1926). Lo leí, lo releí y sin saber por qué sentí ese mismo regustillo y supe que estaba ante una genialidad más.

«La pantera»

(En LJardín des Plaintes. Paris)

Su mirada, cansada de ver pasar
las rejas, ya no retiene nada más.
Cree que el mundo está hecho
de miles de rejas y, más allá, la nada.

Con su caminar blando, pasos flexibles y fuertes,
gira en redondo en un círculo estrecho;
al igual que una danza de fuerzas en torno a un centro
en el que, alerta, reside una voluntad imponente.

Algunas veces, se alza el telón de sus párpados,
mudo. Una imagen viaja hacia dentro,
recorre la calma en tensión de sus miembros
y, cuando cae en su corazón, se funde y desvanece."

Rainer María Rilke. 

Como internet es infinito, navegando por la red, donde un vídeo de YouTube te lleva a un artículo, donde hay un enlace que te enseña un término nuevo o una nueva relación entre cosas muy dispares, por arte de magia el poema se vincula a la película, y lo que no percibí en su momento hace que me sorprenda y me lleva de nuevo a otro visionado, y le voilà!!!, "La pantera" de Rilke es el punto de inflexión por el cual el Director invoca la imagen del instinto acorralado, herido en su jaula, en su asfixiante y reducido espacio donde agoniza el deseo, por tanto no es de extrañar que fuera el poema preferido de la madre de la protagonista, personaje  que solo aparece en una imagen  no muy nítida a lo lejos, una madre probablemente refugiada en su mundo presa de una relación insatisfactoria. 

Por tanto, Marion es la Pantera que empieza a sentir la vida de la que se ha rodeado, una vida donde todo está en su lugar y todo en su sitio, donde nada se agita ni se mueve y la mirada ya no es suficiente. 

Así, inmersa en esta senda de lecturas me llega un término sobre el cuál Freud teorizó, Thanatos (el instinto de la muerte, la agresión), que visto en contraposición con Eros (el instinto de la vida, el amor y la sexualidad en su más amplio sentido), nos da a conocer el ineludible significado de la condición humana. Lo que me lleva a la protagonista, reprimida por los barrotes de la jaula que sin duda son los esquemas heredados, las expectativas cumplidas a costa de la propia identidad adormecida, hacen de Marion una pantera enjaulada, donde la fuerza, el instinto, el deseo, reprimidos bajo las rejas de una máscara inmóvil hecha de lo correcto, lo juicioso, lo racional, lo analítico y el control que oculta finalmente la vida que agoniza y muere bajo esa máscara de inmovilidad. 

La esperanza para el desenlace llega muy al principio de la película. La mujer embarazada, Hope (Esperanza), a la cual conoce a través de su voz por las rejillas (barrotes) del aire acondicionado y que acompañará a Marion, de forma indolente, durante toda la cinta, es símbolo del renacimiento y de la posibilidad de cambio. 

Así que, leído lo leído y visto lo visto, sin lugar a dudas, hoy por hoy la película me abre una nueva dimensión, uniendo cine, literatura, psicología y filosofía, emergiendo una relación oculta que merece la pena descubrir. Así me gusta el cine y así lo vivo.

miércoles, 9 de diciembre de 2020

Duelos musicales.

Hoy nos referimos al duelo musical que tuvo lugar en Viena la noche de Navidad de 1781.

El emperador José II del Sacro Imperio Romano Germánico invitó durante tres semanas al Gran Duque Pablo de Rusia y a su esposa a pasar unos días en Viena. Para entretenerles organizó un duelo musical, algo muy típico de la época, ya que los dos eran muy melómanos.

El emperador decidió enfrentar a dos personas, por un lado a Wolfgang Amadeus Mozart, que hacía poco había llegado a Viena, desde Salzburgo. Mozart era ya bastante famoso y fue considerado como el pianista local. Por otro lado estaba Muzio Clementi, era un músico muy famoso en la época, un gran virtuoso del piano, daba conciertos por toda Europa, mucho más famoso que Mozart.

El emperador hizo llamar a los dos, por separado, diciéndoles que vinieran a tocar la noche de Navidad en Palacio para él y para el Gran Duque de Rusia y su esposa, sin decirles que se trataba de un duelo, así cuando llegaron se dieron cuenta de cuál era la situación.

En estos duelos se apostaba, y en este caso el emperador José II apostó por Mozart y los Duques de Rusia apostaron por Clementi, que era mucho más famoso y conocido.

Dio comienzo el duelo, empezó el visitante, que era Clementi y tocó esto: Sonata op. 24 n2
Era una de las sonatas más famosas de Clementi (Sonata Op. 24 n2). Cuando finalizó todo el mundo en pie, aplaudiendo, todos los que habían apostado por Clementi pensaron que iban a ganar la apuesta porque aquello era insuperable. A continuación siguió tocando otra pieza, una de sus tocatas más famosas, (Tocata Op. 11) haciendo notar la rapidez con la que tocaba Clementi y resaltando los intervalos de tercera que hacían más compleja la pieza elegida: Tocata op. 11

Finaliza la intervención de Clementi, todo el mundo piensa que aquello era insuperable, hay que decir también que el piano estaba de moda, hacía poco tiempo que se había inventado.

A continuación sale Mozart, todo el mundo pensando a ver qué va a tocar, dado lo alto que su oponente había dejado el listón, y Mozart toca esto: “Ah!, vous dirai-je, mamam!”

Era una canción francesa, que tiene traducción en muchos idiomas, incluido el castellano, es un villancico titulado "Campanitas del lugar".

Mozart aprendió esta canción  de pequeño cuando viajaba  por Francia  y la eligió por dos motivos. Esta canción habla de la difícil relación de un niño con su padre, asemejándose a la relación que Mozart tenía con el suyo. El otro motivo era decir que él no iba a competir con Clementi ni en rapidez, ni en virtuosismo, ni en todas estas cosas, quiso decir que a partir de una canción tan simple, que había tocado con un solo dedo, los asistentes iban a ver de lo que Mozart era capaz, y sin partitura, sin nada, solo con su imaginación y el inmenso espíritu universal de Mozart, lo que hizo fue empezar a realizar variaciones sobre está melodía tan simple, improvisando, escuchando debajo la canción siempre y así una tras otra hizo hasta 12 variaciones, como un juego, porque Mozart nunca dejó de ser un niño. Todo esto se recogió después se apuntó y tenemos todas estas variaciones hoy en día.

El resultado del duelo fue claro. De Clementi se dijo que fue capaz de mostrar su virtuosismo, que tocaba más rápido, con mayor precisión, más brillante, pero al final Clementi solo había sido capaz de tocar notas, mientras que Mozart había tocado emociones, habiendo sido capaz de llegar a todas las personas que estaban allí  sin competir con Clementi, jugando en otra liga fue capaz de ganarle.

Después del duelo Mozart escribió una carta a Clementi diciéndole que tocaba bien, pero eso era todo, que con su mano derecha era muy bueno sobre todo en sus pasajes a terceras, pero más allá de eso (y aquí fue muy cruel) no tenía nada, absolutamente nada, no tenía ni gusto, ni sentimiento, resumiendo es un simple mecánico. Este último comentario iba con doble sentido porque Clementi era también fabricante de pianos.

Díez años después se estrenó "La flauta mágica", y cuando Mozart escribe esta ópera no se había olvidado de Clementi, también tenemos que entender que Mozart era una especie de computadora musical, cualquier cosa que suena, él la registra en su cabeza, como si fuera un disco duro, para siempre, y si hubiera tenido ordenador en su época no tendríamos 625 obras de Mozart, tendríamos mil millones de millones.

La cuestión es que si escuchamos la obertura de "La flauta mágica" nos damos cuenta que es el mismo tema de la sonata que había tocado Clementi en el duelo 10 años atrás. Mozart con esto quiere decir que hace 10 años tuvo un duelo con Clementi, que Clementi tocó una sonata magnífica y fue ovacionado por ello, que la sonata de Clementi dura un par de minutos y yo, Mozart, voy a ser capaz de desarrollar este tema hasta el infinito y hacer una obertura maravillosa. Tanto es así que esa célula de tema musical que a Clementi le dura apenas unos segundos, para Mozart es un universo y se convierte en toda la obertura de "La flauta mágica", infinita, porque Mozart era capaz, por un lado, de hacer todo tipo de variaciones sobre el tema, pero además solo con escuchar una música era capaz de tocarla sin fallar una sola nota.

Clementi asiste a la ópera, escucha la obertura y lógicamente sabe que aquello era su sonata ampliada. Clementi se sintió tan indignado que reedito su sonata para que todo el mundo supiera que ese tema era suyo e hizo poner en la primera página de la nueva edición la siguiente inscripción:

"Está sonata, con la tocata que sigue, fue interpretada por el autor (es decir por él mismo) ante su majestad imperial José II el año 1781, Mozart estaba presente".

Ramon Gener.
https://cadenaser.com/programa/2016/12/12/hoy_por_hoy/1481541008_415602.html

"Ghost in the Shell", Mamoru Oshii. 1995.

"El anime es ver el mundo en un grano de arena." La definición más bonita, acertada y determinante que he escuchado sobre este gén...